viernes, 18 de mayo de 2012

Bar Justo Rufino Garay: Bohemian Rhapsody


Aquí el arte no solo se siente, se ve, y los artistas, más aún. Hablo del bar del Teatro Justo Rufino Garay, contiguo al parque Las Palmas.  Las combinaciones más estrafalarias de peinados y ropas armonizan muy bien con la decoración del lugar: recortes de periódicos, fotos de viejas presentaciones, vestuarios, y hasta los zapatos de Bob Patiño son los adornos que sobre salen en las paredes. Las mesas están pintadas de todos los colores y con fragmentos de poemas sobre ellas, las sillas  parecen de escuelita, grandes reflectores nos miran desde el techo.
 Al ambiente de bohemia se suma la música andina y el son nica con el que una banda anima la velada, tocan con pasión, con el alma en las cuerdas. Es cuando ellos descansan que empieza el otro  espectáculo,  dos clientes empiezan a acosar a la mesera, uno de ellos es un campesino tosco, el otro un “chico bien”,  los dos son unos misóginos, la mesera se cansa y los manda a la calle “La mierda apesta igual sin importar donde la caguen” les grita, todos aplaudimos,  son los estudiantes de teatro que acaban de montar una obra.
Cuando el hambre aprieta es hora de ordenar unas tajadas con queso y dos ranchitas, el menú no es muy variado… tampoco es el mejor del mundo, y las tajadas con queso eran más bien “olvidables”, pero al Justo Rufino no se llega a comer, no es para eso que estábamos allí, bastaron con las cervezas bien frías, 4 mini obras de teatro improvisado y las canciones en vivo que todos nos sabíamos y que en un momento empezamos a corear.
Balance Financiero: Entrada C$ 30, cervezas C$ 25, Tajadas con queso C$ 40.


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