Es raro encontrar en Managua un restaurante tan
grande como este, diseñado para fines de semana en familia, para dejar el
estrés de la semana en la oficina y despreocuparse hasta del carro, pues posee
parqueo interno, seguro y bien vigilado. A pesar del tamaño, el servicio es
quizás, el mejor que he visto en el país. Las recomendaciones de los meseros se
basan en un conocimiento amplio de su menú y en la forma en que se prepara, y
su atención va mas allá de simplemente tomar la orden y llevar la bandeja, pues
al verme peleando con un elegante y poco funcional salero, éste fue reemplazado
por uno menos elegante y más práctico sin siquiera hacer ademán de pedirlo.
Ordenamos un Churrasco
Campana y Filete tacón alto. En ambos la
carne estaba tierna y jugosa. El churrasco, ligeramente ácido y aromatizado por
el carbón, que se dejó integrar como si fuese un ingrediente más en esa
rapsodia de sabores, fue lo mejor de la selección. El filete tacón alto, a
pesar de no ser carne de exportación, como el churrasco, estaba exquisito. Un
corte grueso cargado de jugos, aroma y color, virtudes que despiertan mis
básicos instintos y reafirman mi condición de carnívoro. Ambos venían
acompañados con papas, ensalada y arroz, mismo que estaba recocido y simple, y
una salsa a base de maicena, hongos y caldo de res, que lamentablemente se les
ahumó. Pero en honor a la verdad estos reveses no hacen mella en lo mucho que
disfruté mi almuerzo en La Campana, pues reitero, la carne por sí sola logró
ponerme en contacto con el ser primitivo que llevo dentro de mí.
Me encanta cuando un restaurante incluye dentro de sus
postres aquellos dulces que conocemos desde la infancia, asi que escogí
los buñuelos, mismos casi
pesan como un almuerzo, calientitos, tiernos por dentro, crujientes por fuera…
exquisitos.
Para cerrar y quedarme agarrando el fresco, me recliné en mi silla
disfrutando de mucho cuerpo, sabor y aroma, 18 años de placer absoluto
encerrados en un vaso, Ron Flor de Caña Centenario, disfrutándolo como debe
ser, sin prisa, el broche de oro para una tarde de descanso bien merecida.
Balance Financiero: Dos platos fuertes, dos bebidas, dos postres
C$ 850
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