Que un negocio al momento de crecer y abrir nuevas sucursales,
logre transmitir su esencia debería ser la prioridad para los dueños de
establecimientos de servicio.Un caso interesante, que no sabe el secreto, es
casa del café, pues su local de Altamira contrasta radicalmente con sus
hermanos de centros comerciales. Si bien es cierto los estándares de
servicio son los mismos, el menú es igual, y los precios se mantienen, los
locales de los centros comerciales sucumbieron ante la visión mercantilista de
la expansión, ofreciéndonos una imagen prefabricada que contrasta radicalmente
con la versión más íntima y artesanal que le precedía.
La casa del café, en su versión de centros comerciales, dejó
de ser un lugar para detenerse a conversar, leer algo o simplemente tomarse un
descanso, la nueva decoración y el servicio tan urgido, parecen una invitación
a comer rápido y marcharse para dar paso a los nuevos clientes que esperan
poder usar tu mesa.
Esta sensación no se percibe en su local de Altamira, el original,
pues la idea de estar en una casa de finca, rodeado de plantas, al aire libre,
no ha sucumbido ante las técnicas de mercadeo aplicadas en los malls, y espero
nunca lo haga.
La calidad tampoco es la misma, salvo el chesse cake que ahora
está más esponjoso y más rico, los demás platillos han decaído
considerablemente y ni mencionar la calidad del café, que está bastante lejos
de ser el de la referencia que fue en otros tiempos.
Balance Financiero: un cappuccino, un latte y un surtido dulce C$
168.00
muy de acuerdo con usted, es una gran lastima como ha decaido la casa del cafe, los postres dulces de la mas mala calidad y el cafe... seguro que es el mismo cafe???
ResponderEliminar