lunes, 21 de noviembre de 2011

Turismo gastronómico: Boaco, tierra de encantadores.

Hace unos días uno de mis lectores, que no estaba de acuerdo con mis reseñas, escribió en mi facebook a manera de insulto “Quedate con el mondongo, es lo tuyo”, haciendo referencia a una reseña anterior sobre sopa de mondongo. Me dejó pensativo, no el hecho de que no estuviese de acuerdo conmigo, si no el que usara un platillo de nuestra cocina popular a manera de insulto.

Su comentario me impulsó a hacer turismo gastronómico en mi ciudad natal, Boaco, recorriendo con amigos, lugares a los que llevaría a algún foráneo que nos visite para que se lleve una buena impresión de la cocina popular.

Empecé en las Sopas de mondongo del Quebracho, unos 5 kilómetros antes de llegar a la ciudad de Boaco. Me senté en el fresco alero de la casa junto a la carretera, a la par de un árbol de Noni de fruto grande y hojas muy verdes. Aunque he probado Mondongos muy buenos en otras ciudades del país, la sopa de Mondongo del quebracho, en Boaco, es la mejor por amplio margen, a esta no le ponen repollo, ni masa de maíz para que espese, está llena de toallitas suaves y patitas grasosas que dan mucho sabor, un buen almuerzo con extra de cuajada a C$ 60.

Esa misma noche pasé por las enchiladitas de Calancho, pequeños discos de masa de maíz fritas, con una cubierta de indio viejo y queso rallado, listas para comerse de un bocado y sencillamente deliciosas, comunes en casi toda reunión de amigos allá en Boaco. En honor a la verdad las de Calancho ya no son las mejores del pueblo, las mejores están frente a Inatec a C$ 2 cada enchiladita, fácilmente te comerías 30 sin darte cuenta.

Para desayuno al día siguiente, frito con tortilla donde la María Pineda (Alias María Vulgar) en la carretera Boaco - Camoapa, del empalme de la subasta 3 km hacia Camoapa, una casita de finca con frijoles colgados de un alambre listos para aporrearse, cerdos caminando por allí, y unos gansos territoriales que no nos dejaban acercarnos a los frijoles. El frito es el mejor que he probado, como se sirve en los pueblos, calientito, grasoso, suave, bien gustoso, con tortillitas calientes, recién palmeadas y café de palo,  ralo y dulce, el café de finca, el apropiado para el platillo. Debo mencionar que el apodo que se le imputa a la María no quedó en evidencia en mi visita, pues fui atendido con esmero, respeto y la jovialidad  característica del boaqueño que por algo es “encantador”. Frito con tortilla y café C$ 50.

Ya de regreso, no en Boaco, pero si en el camino, una escala en Güirilas el Tata, en el km 52 de la carretera Rama – Managua,  para disfrutar una rica güirila con frijolitos en balas y chicha por solo C$ 45.

En fin me di un placentero recorrido por la gastronomía popular, disfrutando del color y el sabor de nuestra gente, que sabe comer bien… aunque solo sea sopa de mondongo.

Balance financiero de toda la gira gastronómica: C$ 215 en comida, C$ 70 en pasajes, C$ 200 un hotel, si van en sus carros desde Managua sumen unos 350 de gasolina aproximadamente y ya está.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El mesón sur: De película



Para conmemorar que recientemente cumplí un año sin fumar fui invitado a cenar, así que movido más por pasar un rato agradable que por los deseos de comer, terminé en El Mesón sur, en carretera sur, de la gasolinera esso del triangulo, 2 c al sur 800 mts abajo. Había pasado frente al desteñido rótulo amarillo con la flecha roja, que señala al restaurante, cientos de veces camino a  casa pero nunca me había tomado el tiempo para resbalarme a comer algo por allí.
La ausencia de parqueo casi se convierte un problema hasta que el vecino de enfrente se ofreció a meter el carro a su jardín a cambio de 20 córdobas. El ambiente en el interior del restaurante es diferente, relajado, poco elegante pero de buen gusto, con muchas plantas y esculturas de piedra, con una original barra que hace las funciones de caja con un precioso collage de recortes de revistas al frente, los rótulos tienen un bonito toque artístico, como pinturas al pastel y la selección musical fue la más apropiada para la noche, Jazz del bueno. Todo esto quedó opacado por una maravillosa vista de la laguna de Nejapa y de una luna completamente llena que miraba atenta como se movía la espesa niebla sobre las aguas, parecía una escena sacada del señor de los anillos.
Como entrada ordenamos Tomates gratinados con anchoas, mismos que vienen humildemente servidos en papel metálico, acompañados con focaccia casero y rellenos de queso mozzarella con un oscuro trozo de anchoa en la cima. Esta interesante mezcla de texturas; tostado, suave, elástico y pastoso, así como los particulares y diferentes sabores de cada ingrediente, lograron armonizar entre ellos y ofrecernos este platillo sublime y digno de repetición.
No soy muy amante de las pizzas, así que fue una pequeña desilusión ver como estas eran lo único que se ofrecía como plato fuerte, pero la soberbia Capricciosa que ordenamos, marcó la pauta para empezar a darles una oportunidad de ahora en adelante. Aceitunas negras y verdes con hongos, y tres tipos de jamón; Virginia, selva negra y prosciutto, mismos que bañaron con sus grasas a los demás ingredientes contribuyendo así con ese toque de majestuosidad raramente  alcanzado por una pizza.
Después de disfrutar de una agradable velada y muy satisfecho con la comida, toda condimentada con ese exquisito sabor a horno de piedra, me senté a contemplar la maravillosa vista de la laguna nocturna y de una Managua iluminada, acompañado por una copa de vino tinto y música jazz de la buena susurrándome al oído.
Balance financiero: una entrada, una pizza, 3 copas  de  vinos,  todo  esto  para 2 personas C$ 761.00 no cobran IVA.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Rincón Español: Sólo buenos recuerdos


Hace 12 años recibí mi primer salario formal con las respectivas deducciones de INSS y de IR que me convirtieron automáticamente en todo un hombre. Disfrutando de la independencia que me daba el ganar mi propio dinero usé ese primer salario, que no era mucho, para llevar a mi novia de la época a un restaurante sólo conocido por referencias de mi padre, el Rincón Español, ubicado  de la Iglesia el Carmen 2c al lago 1c abajo.
Doce años después regresé con deseos de actualizar los buenos recuerdos que me dejó la última visita. La fachada exterior ha envejecido en esta década quizás un poco más que yo, pero el interior aún conserva la gloria de antaño.
La atención es justo como la recuerdo, de primera, con meseros conversadores, siempre prestos a hacer recomendaciones y sugerencias.
Empecé actualizando el recuerdo de  la sangría, debo admitir que no he probado una mejor en toda Managua, dulce, refrescante, sencillamente deliciosa, justo como la recordaba.
Como entrada, ordené Champiñones al ajillo, que pudo ser una entrada muy rica y apropiada, tristemente los champiñones no eran de muy buena calidad y el ajo en trocitos en el que fueron salteados se quemó provocando que todo el platillo adquiriese  ese desagradable sabor amargo, característico de las cosas que se queman.
Como plato fuerte ordené una Paella Valenciana. Una generosa porción que puede perfectamente ser compartida entre dos personas,  sin embargo no me resultó memorable, pues a pesar de que tenía una textura consistente, que tenía una buena variedad de mariscos, y abundante pollo, ninguno de estos sabores logró ser absorbido por el arroz, que sólo se conformó con poseer buena textura y buen color.
Después de esos dos reveces me dediqué a disfrutar de mi sangría, que estaba deliciosa. Me puse a pensar en que sería de la novia de entonces y ausenté mi mente  de la comida, pues quiero que mi recuerdo del Rincón español se mantenga como el de hace 12 años, y no renovarlos con los actuales, pues de ser así, este restaurante saldría perdiendo.
Balance Financiero: ½ Jarra de Sangría, una entrada, una paella C$ 723.

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