sábado, 30 de mayo de 2015

Mesón Real: Cerca, muy cerca.

La primera vez que trate de ir al Mesón Real me encontraba de visita por León, pero lamentablemente escogí el día de la semana en que ellos cerraban. Así que cuando en mis andanzas me topé con ellos acá en Managua, varios años después, pensé que solo la providencia podía ser la responsable de tan fortuito designio.

El restaurante es pequeño, íntimo y confortable, con  aires de elegancia que se relajan gradualmente a medida que las mesas rústicas y los cuadros sin enmarcar añaden cierto toque de informalidad sin perder por ello el encanto de un conjunto bien pensado que evoca las tradicionales taskas españolas, en donde los aromas se dejan llevar por todos sus ambientes, hasta finalmente perderse en una bella terraza. El servicio es un tanto desordenado, pero trasluce una genuina vocación  que necesita ser encaminada en la dirección correcta.

Ordenamos como entrada un Pulpo a la gallega, una completa decepción desde el primer bocado, la
papa estaba cruda, el pulpo elástico, y todo el conjunto reseco, sin mencionar que esperamos casi 20 minutos por tan desabrida experiencia. No pude hacer más que regresarlo de inmediato a la cocina. El capitán de meseros nos ofreció una disculpa y nos dio la opción de escoger otro platillo del menú, por cuenta de la casa, un gesto que pocos restaurantes del país se animan a imitar y por el que los felicito. Por recomendación suya escogimos las Croquetas de pescado, muy bien presentadas sobre una cama de repollo morado. Doradas por fuera y tiernas por dentro, las croquetas, venían acompañadas de una excepcional salsa a base de mayonesa, alcaparra, vino blanco y estragón. Una verdadera maravilla que evocaba sabores a vainilla y anís que se apoderaban sutilmente del paladar.

Los platos fuertes fueron Lenguado Rebosado y Camarones del Chef. El lenguado estaba sensacional, cubierto en la cantidad precisa de pan y especias, los trozos de tomate y cebolla sobre éste combinaban perfectamente con su sabor suave y delicado, creando así una experiencia llena de sensaciones sutiles pero bien marcadas. Lo acompañaba una poco pretensiosa pero sublime ensalada de tomate, cebolla y rúcula, cuyo sabor astringente era el complemento perfecto para el platillo.
Los Camarones del Chef estaban presentados sobre tostones de yuca, con un ligero toque de chile en polvo y limón. Una combinación de sabores muy audaz y original que se quedó corta en su ejecución: los camarones estaban recocidos y nadando en el aceite donde se frió la yuca, lo que dejaba sentir un ligero sabor a quemado, para nada agradable. El que pudo ser el mejor platillo de la velada, se convirtió en una triste desilusión.

Mi visita al Mesón Real está marcada por los altibajos, tanto en el servicio como en su cocina. Tardaron en tomarnos la orden, los platillos tardaron en salir, los meseros no sabían de las promociones, sin embargo, afrontaron adecuadamente la adversidad cuando devolví el platillo y había una franca preocupación por la buena atención, sin terminar de atinarle de una buena vez. Es un restaurante con mucho potencial, que pienso, debe replantear sus procedimientos pues se encuentra a pocos pasos de la excelencia de la que hacen alarde.

Balance financiero:  Un lenguado rebosado, unos camarones del chef y dos copas de sangría C$ 1,133.75

domingo, 10 de mayo de 2015

Imbiss: Dale un mordisco

Mis lectores ya me habían recomendado que escribiera sobre Imbiss. Pero no fue hasta que vi la poderosa campaña de mercadeo, sobre este lugar, que inició Juan Carlos Ampié en twitter, que apresuré mi decisión de visitarlo. Y no es que Juan Carlos sea un gurú en temas de gastronomía, si no que dado que tenemos opiniones diametralmente opuestas en cuanto a cine se refiere, quería comprobar si es mejor crítico gastronómico que cinematográfico.
Imbiss queda de monte de los olivos 1.5 c al sur. Es un espacio
pequeño y confortable que puede pasar desapercibido si no se presta atención. Solo cuenta con 4 mesas en la terraza y dos en el interior, y casi siempre están abarrotadas de gente. El menú esta modestamente escrito a tiza y en pizarra. Las órdenes las toman directamente desde la parrilla, pero te llevan la comida a la mesa. El lugar tiene una mezcla de comida callejera y restaurante, con cierto aire de informalidad que da una atmosfera relajada y placentera.

“Dar un mordisco” sería una traducción de lo que significa Imbiss en alemán, y es así como se disfruta su comida, un mordisco a la vez. Las porciones son pequeñas pero de mucha calidad y de gran personalidad. Solo probé los Gyros y creo que no necesito probar nada más. Los Gyros son unas empanadas o sándwiches hechos de pan pita caliente rellenos de carne de cerdo (hay de pollo y cordero también) acompañando con tomate, pepino, cebolla morada, lechuga y una deliciosa salsa tzatziki, que es una mezcla de yogur, pepino, hierbas aromáticas, aceite de oliva y ajo.  ¿Se imaginan tan deliciosa combinación en la palma de tu mano? Pero si lo que quieren es hacer de esta experiencia algo realmente excepcional, pidan la salsa picante de la casa. Es una bomba de sabor con un toque moderadamente picante, hecha a base de paprika, aceite de oliva, culantro, orégano y solo Dios sabe que otras maravillas que mi paladar no pudo distinguir en medio de esa ambrosía de sabores. Un gyro es un platillo mágico que solo puede cambiar para mejor, pues cuando le puse la salsa picante pensé que no podía ser más delicioso, hasta que el maridaje de sus sabores con una refrescante y poderosa cerveza oscura me llevó a otra dimensión.
No puedo estar, en esta ocasión, en desacuerdo con Juan Carlos Ampié, lo que me dice que es mejor crítico gastronómico que cinematográfico, pues me llevo la memoria rebosante de sabores diferentes que me han dejado enamorado de Imbiss, tanto por su excelente comida como por su sensación de multiculturalidad; un local alemán, atendido por bellas nicas, sirviendo una verdadera delicia griega.

Balance Financiero: Un Gyro C$ 110 y una cerveza importada C$ 130. La cerveza es de medio litro, así que si van acompañados, pueden pedir una cerveza y dos vasos.

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