Aunque al frente del edificio hay un mojón que marca K50, este bar no queda en el
kilómetro 50 de ninguna carretera, si no de los semáforos de linda vista 1C.
abajo y 4 al lago. Mitad ranchón, mitad sport bar, K50 0frece 3 ambientes
separados solo por desniveles, y bien diferenciados por las sillas altas cerca
de la barra, las bajas cerca de los baños y las plásticas a la entrada.
Hay dos esquinas diagonalmente separadas, una para los fanáticos
del Barcelona y otra para los del Madrid, aunque se percibe una marcada
inclinación al club catalán, pero lo que más me gustó es que justo sobre la
barra, en un lugar privilegiado, están las camisetas de los clubes nacionales
de futbol.
Hoy la música estuvo muy buena, con rock latinoamericano sonando a
un volumen moderado, pero ha habido días en los que me he tragado 3 horas
continuas de mal hip-hop. El servicio es muy bueno, ha mejorado últimamente,
los meseros están pendientes de tus necesidades y comodidad.
Ordené una michelada
y unos nachos de pollo. De la michelada puedo decir que es hecha en casa y
por lo tanto más rica, bien cargada de condimentos, así que puede caer pesada a
aquellos de estómago sensible. Los nachos de pollo en cambio estuvieron muy
malos, todo parecía ser del día anterior, desde el pollo hasta la ensalada, y
aunque debo admitir que he probado otras ediciones más glamorosas del mismo, el
de hoy dejó mucho que desear.
El ambiente acá es muy bueno, siempre hay gente riendo, es
un estimulante natural, pues el buen ánimo de los demás se contagia y prevalece
a pesar de otras cosas.
K50 es como para dejar el estrés de la semana e ir a tomar unos
traguitos con los compañeros de trabajo.
Balance Financiero: Una michelada y unos nachos de pollo C$ 264
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