Tomar un café hoy en día se ha convertido en toda una experiencia,
es la excusa perfecta para darse un gusto sin sentir que te estás excediendo;
sin embargo hay algunas cafeterías que son la excepción a esta regla.
Café Las Flores, en plaza viejo santo domingo, lo tiene todo para excederse,
desde muy buen café, hasta una amplia oferta de bocadillos salados, y unos
precios por encima del promedio.
El local es elegante y cómodo, debajo de las mesas hay unas
peligrosas velas aromáticas, que me parece que están prestas a quemar la
primera falda que se les pase por el camino, y sobre ellas los ceniceros más
elegantes y menos funcionales que he visto en mi vida.
Pedí a nuestro mesero que me sorprendiera con algún café caliente y sí que me sorprendí
cuando me llevó un sencillo cappuccino,
esperaba un poco más de audacia de su parte. Muy bueno, de sabor intenso y
prolongado, ligeramente ácido, con mucho cuerpo, definitivamente un muy buen
café.
Lástima que me lo sirvieron en un vasito descartable, casi una invitación
a que me fuera del lugar.
Para acompañarlo ordenamos una Crepa de espinaca y alcachofa, un Panini Florisien y un Dip
de espinaca y alcachofa, que no era más que el relleno de la crepa
con pancito tostado, bastante bueno, ligeramente salado y para nada empalagoso,
aunque con algunas molestas cortezas de alcachofa. La crepa en cambio, a
pesar de tener tan delicioso relleno, estaba fría, así que me limité a cortar
los bordes y comer el interior (con pancito tostado).
El servicio no es malo, pero le falta entusiasmo, la comida
tampoco es mala pero le falta supervisión, Café Las Flores lo tiene todo para
ser el mejor café del país, pero carece de corazón.
Balance Financiero: Un café, un pannini, un dip, y una crepa C$
590