Una época de mucha prosperidad económica en los Estados Unidos, pero también de marcadas desigualdades sociales, fue la década de los 50´s. Se comercializaba la imagen de la familia perfecta, el marido trabajador, la mujer ama de casa, pero también había diferencias raciales, maltrato a inmigrantes y minorías étnicas, intolerancia religiosa etc. Era una sociedad donde los límites estaban bien definidos y no había lugar para traspasarlos, aunque no hubiese nadie que formalmente te lo impidiera.
Esa sensación de estar donde no perteneces fue lo que percibí en el restaurante The Diner, en el km 9 y ½ de la carretera sur. La decoración, similar a una cafetería de la época dorada americana, con los meseros vestidos acordes a la misma: Un sillón automóvil que le perteneció a Somoza y música de Chuck Berry y los Beatles en la roconola, me hicieron pensar que estaba en una escena de “Pulp Fiction” o de “Los Años Maravillos”.
El menú es sencillo pero en inglés, con una minúscula traducción al español. Estamos claros que nadie en Nicaragua pide un perro caliente, se pide un hot dog, pero de ahí a que la descripción de los platillos, los precios y otros comentarios sean completamente en inglés, me indican que The Diner apunta a un segmento de mercado diferente.
Ordené una Hamburguesa con hongos y tocino, viene acompañada de Papas western y pepinillo. La calidad de la hamburguesa no se discute. El pan es ciabatta super fresco y la carne, recien molida y cocinada a la parrilla, lo que le dio un sabor muy particular, ya que estaba dorada por fuera, tierna por dentro. Lo bueno de cocinar a la parrilla es que te permite sellar la carne y conservar sus jugos. El bacón (tocino), dorado y crujiente, y unos hongos, también de primera, llevaron balance a los sabores, y, si a ratos mordías el pepinillo encurtido, la combinación dejaba de ser buena, para convertirse en exquisita. Los vegetales estaban muy frescos, sin marcas de refrigeración excesiva. Todo se conjugaba perfectamente bien para crear una suculenta hamburguesa.
La atención está a la altura; el ojo vigilante de los dueños hace que el servicio sea esmerado, rápido y eficiente.
Balance financiero: una hamburguesa, una malteada y una coca cola C$ 320.00, un precio ligeramente alto si comparamos con otros restaurantes que ofrecen una calidad y un producto similar.