A dos cuadras al norte del parque de los poetas en León, la Terraza mediterráneo ofrece una variedad de ambientes, platillos y postres listos para satisfacer los gustos más excéntricos. Su decoración, que se mueve entre salón de juegos de mesa, almohadones árabes, mesas en los jardines y un fresco patio trasero, que en algunos casos me parece muy adecuada y en otros chocante, combina elementos tradicionales y matices psicodélicos que deben ser muy adecuados para veladas nocturnas.
Para contrarrestar el calor empezamos con unos batidos de la casa, Isla y Paradise, fueron nuestra elección, combinaciones de frutas como naranja, calala, fresa, banano y sandía en un vaso grande, muy refrescantes y nutritivos, pero sobre todo diferentes y ricos.
Como entrada, una Ensalada Queso Loco, esta, definitivamente no es el fuerte de la casa, los trozos de lechuga estaba muy grandes, además la combinación de quesos emmenthal, gouda y gorgonzola, por si solos no eran suficiente para agregar sabor a la ensalada, que daba la impresión de estar incompleta, carente de algún elemento unificador.
Como platos fuertes, Linguini Gilda y Cerdo Romiho. El Linguini Gilda, linguini en salsa blanca con salvia y langosta, estaba muy bien preparado. La pasta estaba cocida al dente, la langosta agregaba un delicioso sabor que mezclado con el aroma de la salvia y ese ligero toque amargo, característica de ella misma, convertían aquella audaz combinación, en un suculento platillo, digno de ser recordado.
El Cerdo Romiho, puré de papas, cerdo en salsa de ron, miel y hongos; arroz y ensalada, tenía sus altos y sus bajos. El protagonista, el cerdo, estaba un poco reseco, pero muy rico, la salsa en cambio, estaba deliciosa, el sabor penétrate al ajo, unido con la dulzura de la miel y el sabor salado de la crema de hongos, la convirtieron en la acompañante perfecta para el cerdo. El arroz daba la impresión de ser viejo, el puré de papas por si solo estaba insípido, pero combinado con la salsa era espectacular.
La Terraza Mediterráneo tuvo sus altibajos, la decoración, me gustó en unos ambientes y en otros no, la comida estaba muy buena, salvo pequeños detalles que son fácilmente arreglables. La atención de nuestra mesera Leonor, es de primera. El pan de la casa estaba divino, evidentemente cocinado en horno de piedra, mismo que puede verse en el patio del fondo, donde las mesas bajo los árboles, invitan a quedarse un rato más.
Balance Financiero: Dos batidos, una entrada y dos platos fuertes C$ 475.00